La entrevista de trabajo suele generar nervios, expectativas y, a veces, frustraciones. Pero si la miramos con perspectiva, en esencia es una conversación profesional entre dos partes que tienen intereses comunes:
- La empresa necesita cubrir una vacante, incorporar a una persona que encaje con el equipo, los objetivos y las tareas.
- La persona busca un empleo donde poder aportar su experiencia y desarrollarse profesionalmente.
Cuando ambas partes entienden esto, la entrevista fluye mejor. No se trata de impresionar sin más ni de examinar al detalle, sino de explorar el encaje real entre lo que se necesita y lo que se puede ofrecer.
A continuación, compartimos algunas claves para preparar bien una entrevista, tanto si eres quien entrevista como si estás buscando empleo.
SI ENTREVISTAS: BUSCAR TALENTO ES TAMBIÉN SABER ESCUCHAR
Una entrevista eficaz parte de una premisa básica: tener claro qué necesitas. Eso implica ir más allá de una lista de requisitos técnicos y pensar también en el tipo de persona que encajará en el equipo, en los retos del puesto y en las competencias clave que marcarán la diferencia.
Consejos prácticos:
- Define bien el perfil: distingue entre lo imprescindible (formación, experiencia mínima) y lo que sería ideal pero no excluyente.
- Prepara tus preguntas con antelación: así evitarás improvisar o centrarte en temas irrelevantes. Por ejemplo:
- ¿Cómo organizas tu trabajo diario?
- ¿Qué aprendiste de tu anterior empleo que aplicarías aquí?
- ¿Cómo reaccionas cuando algo no sale como esperas?
- Crea un ambiente de diálogo: una entrevista no tiene por qué ser tensa. Si la persona se siente cómoda, será más fácil que te muestre su verdadero potencial.
- Escucha activamente: no interrumpas, toma notas, observa el lenguaje no verbal. Valora no solo las respuestas, sino cómo las expresan.
- Haz seguimiento: si la persona ha dedicado su tiempo a entrevistarse contigo, merece una respuesta, incluso si no ha sido seleccionada.
Errores habituales:
- Hablar más que dejar hablar: una entrevista no es una presentación de la empresa. Da espacio a que la otra persona se explique.
- Buscar el “clon” del anterior trabajador/a: cada persona aporta algo distinto. No te cierres a perfiles que aporten nuevas miradas.
- No adaptar el proceso: si el perfil no requiere habilidades de comunicación, no lo valores como si fuera clave. Ajusta tus expectativas al puesto real.
SI BUSCAS EMPLEO: TU EXPERIENCIA TIENE QUE HABLAR POR TI
Muchas personas tienen más habilidades y competencias de las que saben expresar. La entrevista es el momento de traducir tu experiencia al lenguaje que la empresa necesita oír, de forma concreta, ordenada y con ejemplos claros.
Consejos prácticos:
- Estudia bien la oferta de empleo: ¿qué perfil buscan? ¿qué funciones tendrá el puesto? Prepara respuestas que conecten tu experiencia con eso.
- Haz tu propio resumen profesional: ten preparado un relato claro de lo que has hecho, lo que sabes hacer y lo que te gustaría hacer.
- Ejemplo: “He trabajado 8 años en ventas, pero en los últimos 2 estuve gestionando campañas online para captar clientes, lo que despertó mi interés por el marketing digital”.
- Prepara ejemplos reales y específicos: no digas «soy proactivo», mejor cuenta cuándo propusiste una mejora y qué resultado tuvo.
- Adapta tu discurso al puesto: si buscas trabajo como administrativo, enfócate en tareas organizativas, dominio de herramientas, trato con proveedores, etc.
- Haz preguntas: demuestra que te interesa el puesto y la empresa. Puedes preguntar por el equipo, herramientas que usan, tipo de formación interna…
Errores habituales:
- Hablar en abstracto: usar frases hechas sin respaldarlas con ejemplos reales.
- No preparar respuestas a preguntas comunes: como «¿por qué quieres este puesto?», «¿cuáles son tus puntos fuertes?» o «¿por qué dejaste tu anterior trabajo?»
- Repetir el CV en voz alta: ya lo han leído, lo importante es explicar lo que no se ve solo en el papel.
- Hablar mal de empresas anteriores: aunque tengas razones, intenta enfocarlo en lo que aprendiste o buscas mejorar, sin entrar en juicios personales.
¿Y si no encajamos?
Es importante asumir que no todas las entrevistas acabarán en una contratación, y eso no significa un fracaso. A veces simplemente no hay encaje, y eso es normal. Lo importante es salir de cada entrevista con más claridad sobre lo que puedes mejorar, lo que puedes aportar y lo que estás buscando.
Lo ideal es que ambas partes se sientan con la libertad y la responsabilidad de expresarse con sinceridad:
La empresa, dejando claro qué necesita y dando la oportunidad de explicarse a quienes cumplan los requisitos mínimos.
La persona candidata, mostrando de forma realista y concreta cómo puede aportar valor al puesto.
EN RESUMEN: CONVERSAR CON PROPÓSITO
Una entrevista no es una prueba para detectar errores, sino un espacio para detectar posibilidades. Escuchar bien, preguntar con criterio, explicar con claridad y ser honestos es la mejor receta para que el encuentro tenga sentido, aunque no siempre termine en una contratación.
Y no lo olvides: cada entrevista es una oportunidad para conocerte mejor, mejorar tu forma de comunicarte profesionalmente y acercarte al trabajo que buscas o al talento que necesitas.